Priscilla lleva muchos años bañando a mis perros. La primera vez que llegó a mi casa, caminé hacia su camioneta donde la acompañaba su hermano. Mientras regresaba al interior, me di cuenta de que accidentalmente se me había caído la cartera. Para mi sorpresa, su hermano me lo devolvió rápidamente, con todo su contenido intacto, a pesar de que dentro había más de 100 dólares. Esta muestra de honestidad me dejó una impresión duradera desde la primera visita. ​

 

Desde entonces, Priscilla ha vuelto a visitar mi casa varias veces y ha brindado un cuidado excepcional a mis mascotas. Incluso mi último perro, que adopté en el Refugio de Animales de Rancho Cucamonga y que sufría de ansiedad severa, se llevó muy bien con ella. He observado de primera mano la meticulosa atención que prestan durante las sesiones de aseo, cepillándose y soplando meticulosamente su pelaje para eliminar el pelo suelto, especialmente durante los cambios estacionales. Su cuidado no solo dejó a nuestros perros con un aspecto fantástico, sino que también olieron delicioso durante los días posteriores. El profesionalismo de Priscilla y la calidad de su servicio han superado consistentemente mis expectativas, convirtiéndola en una parte invaluable de la rutina de cuidado de mis mascotas.